domingo, 28 de febrero de 2010

Reflexiones sobre la ruptura de la unidad masónica mundial

Por Carlos Gómez 33̊

Durante mi vida dentro de la masonería me ha tocado vivir momentos de mucha unidad masónica, pero lo que siempre ha predominado ha sido el espíritu separatista, un espíritu de desunión y que ha dado al traste con el principio fraternidad que tanto promocionamos y que al final no deja de ser mas que una unión temporal porque solo dura hasta que surgen nuevos motivos para estar separados y distantes.

Quizás nuestra divisa más preciada ha sido la que ha causado más separaciones, tal vez por una mala interpretación o porque es la excusa exacta que necesitamos para distanciarnos de puntos comunes. Cuando decimos que somos librepensadores no significa que mi libre pensar tenga que atropellar al de los otros y que aras del respeto que hay que tener por este principio el masón puede hacer, decir y pensar lo que le dé la gana.

He sido un crítico de este manejo inadecuado de la divisa del librepensamiento ya que cuando se convocan a debates los masones podemos decir no importa que, así esto conduzca a la destrucción de una Logia, una Gran Logia o de un Oriente completo. En razón de esto, el respeto a la democracia, el respeto a las mayorías y el respeto a las minorías se ha perdido y qué ocurre?. Lo más simple, me retiro de una logia, expulso una logia, o abrimos una nueva logia esto cuando no se decide abandonar definitivamente la masonería.

El librepensamiento debe servir para marcar el camino a seguir, marcador de una unidad monolítica y el triunfo de la democracia masónica. Tenemos que aprender que cuando una idea se impone, las mayorías ganadoras deben asumir esto como una responsabilidad de demostrar que lo que se expone como vía, es la más conveniente para la Orden, que se respeta a las minorías acogiendo lo mejor de sus ideas y haciéndolas partícipes del proyecto a desarrollar y que estar arriba no significa que hemos tomado el mallete para dale con éste a los que salieron derrotados.- Las minorías deben aprender de la derrota, formular mejor sus ideas e indudablemente respetar el deseo de las mayorías, siendo humilde y ofrecer sus fuerzas para el avance de nuestra Augusta organización sin egoísmo y con la fraternidad que nos debe caracterizar.

Pero que se está viendo en la actualidad?

Nada de lo que expongo como proyecto de avance, todo lo contrario, he sido testigo de excepción de la fragmentación de la masonería por las continuas luchas fratricidas, como la intolerancia ha sido la causante del distanciamiento de los hermanos en la Orden.

Uno de los ejemplos más dolorosos de intolerancia, de desunión y poca muestra de fraternidad ha sido el distanciamiento de la masonería por razones de la supuesta regularidad que se debe tener basado en el reconocimiento de una Gran Logia Madre, que para el caso es la Gran Logia Unida de Inglaterra.

Pero por qué hay una línea regular y una irregular si todos deberíamos tener un solo tronco inicial?

Hay muchas razones para esto, pero me atrevo a decir sin temor a equivocarme que son razones de egoísmos y no de principios, de intereses personalísimos más que de intereses comunes de un bando o del otro y principalmente de intolerancia por el pensamiento de los otros que no me conviene o que no es de mi simpatía.

Existe algo más de fondo a mi parecer y es lo anacrónico de muchos de los dirigentes que no solo se niegan al avance de la Orden sino que para poder ingresar a ella o permanecer en ella debe aceptar, comulgar y ser anacrónico como éstos. No es posible que en pleno siglo XXI aun estemos pensando que hay seres inferiores a otros por razones de raza, sexo o color y que estos no deben ser parte de esta selección masónica.

Algo en el cual debemos ser claros, esta forma de discriminación nada tiene que ver con las opciones que cada Logia o Gran Logia tengan a elegir con quienes se reúnen y con quiénes no, no significando con esto que sea una postura discriminatoria es solo una cuestión de escogencia. Por ejemplo, se puede aceptar el hecho de que hay mujeres masonas, pero se puede tener la opción de aceptarles en mis talleres o no aceptarles. Yo escojo con cual de mis hermanos me quiero reunir, pero su condición de masona jamás será puesta en entredicho o desconocerla.

Lo único que está claro es que el camino para la grandeza de la masonería está en la unión, en ser fraternales, en el respeto de los demás, en abandonar los intereses personalísimos por el interés general de la Orden. No podemos seguir dividiéndonos más que las religiones o fronteras de países. Si hay muchas tendencias masónicas, habrá que hacer una reunión “ecuménica-masonica” a fin de unificar ideas y luchar por una Orden que trabaje por el bienestar de la humanidad, que es el principio por el que al final debemos luchar.

Por último, todo esto se logrará cuando a nuestros talleres traigamos personas talentosas, inteligentes y ansiosas de aprender y que nuestras Logias se concienticen que en la masonería hay un camino largo que recorrer, no se puede estar repartiendo u otorgando grados por cuestiones de necesidad sino por verdaderas razones de avance. Debemos abandonar esa costumbre de tener profanos con mandil en nuestros talleres, ya que es un juego peligroso y nocivo para nuestra Orden.

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